Un día sin querer floreciste en el vientre de tu mamá Cristina, mi amiga del alma y puedo decirte ahora que ya sos una mujer que es mi sentir y que es mi hermana de la vida. Ninguna de las dos conocimos el amor filial pero es lo que yo siempre sentí por ella. Nos unían miradas, risas, y muchos momentos en los que estuvimos muy unidas. Luego su vientre fue creciendo y creciendo, tu papá lo miraba hasta con miedo, como todos, porque parecía que ese vientre en cualquier momento estallaba. Y un día naciste, hermosa, gordota, y desde todo momento te supe mi ahijada. Niña dulce, de mirada bella y con una timidez casi dolorosa. Esa niña fue desarrollándose y por un instante de la vida tuvo que crecer de golpe. Este golpe tan horrendo que a todos nos afectó y aún nos duele y demasiado.
Pero sabés algo mi querida niña-mujer que por suerte la vida o Dios me puso junto a vos, tu hermana y mi querida Cris en ese momento como para contenerlas, salvar y ayudarlas con semejante dolor.
Ahora que te se mujer, independiente y luchando aún con ese dolor quiero que sepas que esta madrina siempre está y estará toda la vida pidiéndole a Dios te ayude y que te permita no tenerle furia a la gente que te hizo demasiado daño cuando más los necesitabas sino más bien te permita liberarla y seguir madurando junto a tu familia.
Con un enorme amor y besos. YO
No hay comentarios:
Publicar un comentario